‘Clitemnestra’ supone un feliz hallazgo en la escena española. No se la puede calificar o reducir a ‘obra de teatro’, ya que se limitaría injustamente su creatividad a un concepto unívoco cuando se trata de un espectáculo que roza la perfomance de artes diversas: el cante flamenco, la danza, la declamación, el monólogo…

Una mujer que hace lo propio de los hombres…

El montaje se centra en la que fue reina consorte de Micenas, madre de Electra, Ifigenia y Orestes, esposa de Agamenón. La mitología griega nos ha trasladado una imagen torticera, contaminada, imprecisa, relegándola al papel de villana, de malvada, únicamente por ser mujer y por atreverse a hacer lo que se les permitía solamente a los hombres. El machismo que recoge trasciende a día de hoy y el denominado empoderamiento femenino sigue sin estar bien visto.

Autor y director valiente

José María del Castillo es el autor y director que hace justicia y desgrana el dolor, pero también la fuerza y la valentía, de una mujer que sufre el sacrificio de una hija y las humillaciones de un marido ávido de poder por encima del amor. Ante unos mismos hechos, el juicio de la historia a lo largo de los años disculpa a Agamenón por ser hombre y guerrero y condena a Clitemnestra por ser mujer (el adulterio de él no es criticado; el de ella, como bálsamo para calmar el dolor y lograr cierto consuelo, la convierte en ramera a ojos de todos).

Más Cristina Castaño sobre las tablas, por favor

La genial Cristina Castaño encarna a la reina Clitemnestra. Desde su debut en el año 1999 en ‘Las manzanas del viernes’ nos ganó, iniciando la gran carrera prometedora que ha confirmado. Con ‘Cabaret’ ratificó su talento vocal, del que hace gala también en esta representación. Lo cierto que echamos mucho de menos una mayor presencia de esta actriz en obras de teatro. La credibilidad de sus actuaciones le ha hecho ganar a pulso el adjetivo de ‘camaleónica’. Como reina de Micenas deslumbra en cada aparición, con una memoria prodigiosa, con unos cambios de registros sublimes, desde el lamento desgarrado hasta los diálogos belicosos. Tanto en teatro, como en cine y en televisión vemos diversas ‘Cristinas Castaños’, una actriz de referencia en la comedia española capaz de meterse de lleno en otros registros completamente opuestos -algo de lo que pocas actrices se pueden jactar- y el espectador llega a olvidarse de otros papeles interpretados anteriormente, sumergiéndose en el talento y el carisma que destila.

El elenco, de diez

No podemos olvidarnos del resto de actores, al nivel de ‘la Castaño’: se nota -y se agradece como espectador en la platea- el compromiso y el respeto al público. Es un espectáculo ensayado, que precisa de complicidad y compañerismo (la generosidad de todos ellos es más que patente).

Camino Miñana está genial en su monólogo sobre el sexo -no pudimos dejar de reír y sonreír, gracias-, y nos recuerda que todo ya estaba inventado desde la antigua Grecia, dejándonos en la actualidad la sensación de ser mojigatos.

Daniel Moreno impresiona por los cambios de registros de los que es capaz desde que se abre el telón, con su poderosa voz que proyecta matices enternecedores, y cuando el papel lo requiere, amenazantes.

Benjamín Leiva dibuja un crisol de figuras en el aire de considerable dificultad pero que, para él, por su maestría, le resultan fáciles.

Ángeles Rusó es la voz cantada flamenca, el quejío, el coro que anticipa la tragedia -y que se convierte en banda sonora de la misma-, que nos mece el corazón y que cuando deja de cantar nos lo detiene (porque queremos más).

Sonia Franco interpreta el difícil papel de Casandra, la cautiva, esclava y amante de Agamenón. El asesinato de ambos a manos de Clitemnestra y Egisto constituye uno de los momentos más poéticos de la representación, con esa tela que les cubre a modo de atávico ataúd.

Alejandro Molina nos encandiló con sus bailes nada fáciles de ejecutar por los altos tacones que calzaba. Su gran corpulencia envolvía el escenario de piruetas casi circenses, de movimientos propios de un malabarista, con giros y rotaciones coordinados con unas manos que trazaban los arañazos desgarrados de la tragedia.

Gracias a todos ellos por hacernos pasar una tarde inolvidable y por hacernos recordar por qué amamos el teatro.

Clitemnestra se representó en el Teatro Bellas Artes de Madrid entre el 21 y el 25 de junio y puede verse en el 69 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.