Antonia y Yeyo. Yeyo y Antonia. Cada uno aporta el 100% su talento en “Entrevista con mi hija Mari”. Los dos constituyen el tándem perfecto para retratar realidades que no nos resultan para nada ajenas a lo que vemos y vivimos.
Presentador-actor
Por un lado, aparece en escena el presentador de un programa de éxito -con sus secretos ocultos-, de la denominada por muchos ‘telebasura’, que encarna un rol (un papel, a modo de actor) con el que paga sus lujos e hipoteca. Un espacio de televisión que no existiría si la audiencia le diese la espalda. Pero los espectadores lo ven como si fuese un documental de ‘La 2’ de serpientes: a nadie le gusta estos reptiles, les inspiran asco y repugnancia, pero el espectador no puede retirar su mirada del plasma.
Risas y carcajadas
Por otro lado, Antonia San Juan construye una historia y un personaje con esencia canaria, no por las situaciones que vive -que pueden ocurrir y de hecho suceden en cualquier punto de España- sino por las palabras (y el humor propio) que nos resultan tan entrañables, tiernos y familiares para aquellos que amamos las islas afortunadas. Nada más aparecer en escena se nos ilumina la cara, con una sonrisa que permanece durante todo el espectáculo, aunque en muchas ocasiones da paso a la carcajada.
Su ‘todo por la pasta’ la convierten en víctima, no solamente de la trastornada familia que se retroalimenta de una tragedia almodovariana, sino también de un modelo de televisión que se sustenta en llevar al invitado al límite, con consecuencias en muchas ocasiones trágicas. Y como voyeurs, apagamos el canal y esperamos a que la ‘serpiente’ devore a su próxima presa.
“Entrevista con mi hija Mari” se representa actualmente en el Teatro Pavón.