Habíamos depositado las mayores expectativas en el musical «Aladdin, El Musical», que se representa actualmente en el Teatro Coliseum de Madrid, y desde luego que dichas expectativas se han superado de manera notable, y sobresaliente. De Matrícula de Honor.
La calidad majestuosa, sello de la producción
Se nota el sello y la calidad que aporta Stage Entertainment, cuidando todos los detalles en la adaptación teatral en nuestro país de este clásico del cine de animación de Disney, que atesora los Oscar a Mejor banda sonora y a la Mejor canción original por «Un mundo ideal», un tema que protagoniza el momento más mágico de la representación, con una alfombra que realmente vuela sobre el escenario.
Los factores del éxito
El colorido vestuario, las espectaculares coreografías, el virtuosismo demostrado por la orquesta dirigida por Xavier Torras y la puesta en escena barroca y deslumbrante contribuyen de forma decisiva a trasladarnos a los escenarios clave en los que se suceden diálogos trepidantes, repletos de humor, comicidad e hilaridad, pero también de empoderamiento, feminismo, resiliencia y lucha combativa contra las injusticias. Ahí es nada.
Un casting mágico
El acertado elenco de actores es producto de un casting brillante.
El actor catalán Roc Bernardí -quien recibió el premio al mejor intérprete en los XVI Premios del Teatro Musical precisamente por este papel- nos regala un Aladdin travieso, pícaro, subversivo con el orden establecido, combativo cuando el momento lo precisa.
El intérprete panameño David Comrie es el Genio ‘genial’ que con sus frases desternillantes se ganó al público desde su primera aparición. Se mueve como pez en el agua, convirtiéndose en uno de los personajes favoritos para el espectador.
Jana Gómez continúa con su brillante trayectoria que comenzó con tan sólo 10 años, interpretando a una pizpireta taza en el musical «La Bella y la Bestia». Su Jasmine es una mujer de armas tomar que traslada un mensaje esencial en cada una de sus frases, a favor de la igualdad entre hombres y mujeres, siendo capaz de conseguir con sus valores y virtudes todo aquello que se propone.
Destacan por sus ocurrencias burlescas los tres entrañables y alocados amigos de Aladdin: Kassim (Josep Gámez), Babkak (Robert Matchez) y Omar (Alex Parra).
Álvaro Puertas, como el temible Jafar e Ian París, como su esbirro Iago, forman un dúo cómico cuyos continuos fracasos nos suscita risas encadenadas.
Por último, el sevillano Albert Muntanyola encarna al Sultán, un mandatario coherente que no se deja llevar el endiosamiento en el ejercicio de su poder, guiándose por los dictados del corazón de su hija Jasmine.
Por supuesto, no nos olvidamos de los bailarines, el alma de las coreografías perfectamente sincronizadas, acordes al tempo de las 2 horas y 45 minutos que dura el espectáculo.
En definitiva, «Aladdin» nos recuerda algo tan importante como que los sueños y las ilusiones dan sentido a nuestra vida. Una enseñanza pedagógica que reitera la necesidad de confiar en nosotros mismos a la hora de superar retos y desafíos, siendo la perseverancia una de las cualidades imprescindibles para obtener nuestras anheladas metas. Los contratiempos que puedan surgir en el camino se solventan con el coaching que nos aportan la sabiduría que destilan las letras de las canciones que alimentan a nuestra esperanza, construyendo un mundo ideal que materializa nuestros mayores sueños.