‘Las piscinas de la Barceloneta’ nos sumerge en las turbias aguas del verano de 1977 de la mano de Sebastián Alonso Roca, interpretado magníficamente por el genio Secun de La Rosa, director y autor de este monólogo que nada entre la reivindicación y la estigmatización.
La sangre de los luchadores
El gorro de natación que luce el actor en el cartel promocional es una metáfora de lo que presenciaremos en el escenario: la sangre que cae por la frente pertenece a aquellos que se concentraron en la ‘piscina de la sal’, rebeldes con sueños apaleados, luchadores que abrieron camino a otros tantos que se zambulleron en un mundo mucho más amable años después.
Canallas comprometidos
Los diálogos y las palabras son tan poderosos que nos hacen imaginar y ver todo aquello que Salvador relata, en su viaje existencial de las piscinas del extrarradio a las de La Barceloneta, punto de encuentro de canallas entrañables y activistas comprometidos con el futuro, muchas veces sin ser conscientes de lo que eran todo lo que aportaron.
Risa congelada
El monólogo despierta la risa congelada, no la carcajada, ante momentos dramáticos como el fallecimiento de la mejor amiga del protagonista en el pulpo, por hacerse la chulita delante de su chica.
En definitiva, ‘Las piscinas de la Barceloneta’ se constituye como pieza necesaria en memoria de unos tiempos no tan lejanos, incómoda en ocasiones por el dolor que verbaliza, que nos ahoga con un nudo en la garganta pero que supone un merecido homenaje de esos héroes anónimos.
‘Las piscinas de la Barceloneta’ se representa en el Teatro Infanta Isabel hasta el día 30 de junio.