Hermia está enamorada de Lisandro. Demetrio la pretende, pero ella no le quiere. Elena, amiga de Herminia, bebe los vientos por Demetrio. Y a partir de aquí comienza el desternillante enredo. William Shakespeare ideó este culebrón, este folletín, en el siglo XVI y en el Teatro Alfil podemos ver un nudo y un desenlace sorprendentes e inesperados, con música en directo con letras que potencian aún más el tono de comedia que destilan cada una de sus frases.
La banda sonora, la risa del público
Los cuatros protagonistas, como en la obra original, se sumergen en la oscuridad del bosque, en una madrugada en la que la que la banda sonora es la risa constante del público durante toda la representación. El duendecillo Puck es el brillante maestro de ceremonias que debido a su poco atino vierte el néctar del enamoramiento de una flor mágica en los ojos de las personas que no corresponden en el instante menos adecuado. El resultado, afortunadamente para el espectador, es más desastroso del esperado y cada uno se enamora de quien no debe, como sucede en la vida real.
A partir de ese momento, el festival de las risas va ‘in crescendo’. El filtro amoroso desata pasiones y perversiones inusitadas, un delirio caótico rozando en ocasiones el surrealismo con un lenguaje a veces metafórico, otras evidente y directo, zafio y vulgar, porque así lo requiere la trama. Los malentendidos y la confusión reinan con unas hadas coreanas que añaden más hilaridad a una historia que no deja espacio al aburrimiento.
Actores: entrega y complicidad
En cuanto a los actores destacar su entrega, sin pudor, a la hora de mostrar la intimidad de los personajes, revitalizando con aire fresco esta versión del clásico de Shakespeare. La escenografía y los sonidos y onomatopeyas enriquecen sin duda el contexto humorístico. Su actitud transgresora en cada frase da fe de que forman parte de un proyecto en el que se sienten cómodos y felices y eso llega a los espectadores. La complicidad entre ellos es evidente, creando una atmósfera en la que el público asistente forma parte. La construcción narrativa que erigen resulta tan creíble que no nos planteamos nada acerca de la verosimilitud de lo que acontece en el escenario. La premisa incuestionable es que allí se va a presenciar una orgía del humor, y no nos decepcionan: cumplen con lo que prometen.
REPARTO: Ángel Batalla, Eliya Shenhav, Manuel Luna, Lydia Gervas, Gorka Lozano, Patty Sway, Juanma Feliz, Ariane Berrozpide, Alicia Martín, Ramos Martínez, Carlos Atanes.
DIRECTOR: Christopher Geitz.
AUTOR: Manuel Luna.
DIRECCIÓN MUSICAL: Gonzalo de la Vega.