Tras el éxito de asistencia que tuvimos en enero con su estreno, en diciembre de 2020 regresa a la Sala Cuarta Pared Sólo un metro de distancia, la última obra de Antonio C. Guijosa tras Iphigenia en Vallecas, ganadora de dos Premios Max. Sólo un metro de distancia es la tercera pieza de la compañía Serena Producciones con Ana Mayo, Beatriz Grimaldos, Muriel Sánchez y Camila Viyuela.

Sobre la anterior experiencia
«¿En qué momento una función pasa a ser del espectador? Quiero decir, ¿cuándo sabes, como dramaturgo/a, director/a, intérprete que un pedacito de aquello a lo que diste vida sobre un escenario forma parte de la vida de cada uno de los que la vieron? Posiblemente cuando cada aplauso, cada gesto, cada respiración, cada mirada  (incluso cada guiño), cada comentario en un mensaje o cada crítica publicada te hacen sentir que has «tocado la tecla». Y eso pasó a principios de este año, cuando Cuarta Pared acogió el estreno de Sólo un metro de distancia. Ahí empezó todo. Y este oficio de «hacer teatro» cobró sentido de nuevo. Se convirtió en un regalo. Para todos. Para quienes la pusimos en pie, para quienes le dieron una oportunidad de compartirla, para quienes compraron una entrada y sintieron que se volvían a sus casas con el corazón revuelto y la cabeza en activo. Cuando sentimos que hemos aportado algo al contar esta historia y contarla así. Porque cada espectador nos la hizo sentir importante. Y porque muchos se quedaron reclamando poder verla. Aquí la tienen de nuevo, no se la pierdan.» Antonio C. Guijosa    

Sobre la obra
Sólo un metro de distancia es una historia sobre el daño. Sobre lo que significa el daño, sobre lo que provoca, lo que conlleva, sobre cómo se vive con él, sobre si se puede superar. Es una historia sobre quienes reciben el daño y sobre quienes son testigos de ese daño.   Sinopsis Una mujer pasea al atardecer por la playa. Se ve a sí misma disfrutar de la brisa, del rumor de las olas. Aparentemente está tranquila, en paz.   Pero la llamada de su hermana rompe el delicado equilibrio en el que ha vivido: va a tener una sobrina. Y eso precipita un torrente de emociones. Una niña. Una niña pequeña. Una niña pequeña en su familia, en su casa. Vuelven a su mente multitud de recuerdos; ¿de dónde salen esos recuerdos?   Entonces esa mujer se enfrenta de pronto a su infancia, y a una decisión trascendental: revelar el abuso sexual que sufrió o permanecer en silencio. A lo largo de su periplo otras personas se verán implicadas, testigos más o menos próximos que buscarán entender una realidad incomprensible.   Hay tantas maneras de vivir la vida como de contarla. Por ejemplo, a un metro de distancia, a un solo metro de distancia. A la hora de vivirla, digo. Y de contarla también. Mirar tu vida con esa perspectiva que te da el tiempo, la amistad, el pasado cuando vuelve, la familia, los acontecimientos que suceden porque tienen que suceder…con distancia, vaya. Sin que tú te enteres, sin que lo sepas, lo que sucedió en un determinado momento te empuja por un abismo y te produce cierto vértigo. Pero tienes una nueva oportunidad a un metro de distancia. Solo a un metro de distancia. Esa distancia que te acerca las cosas.

Con el rumor del mar de fondo, cuatro actrices, que no cuatro personajes, nos llevarán por caminos insospechados al centro de una historia que nos emocionará sin tapujos. Ritmo, fuerza,  emociones  (rabia, mucha rabia. Tanta como sorpresa) sobre el escenario. Teatro. Y a menos de un metro de distancia.  

Fotografía: Moisés Fernández Acosta.