“El lago de los Cisnes”, del Ballet Clásico de Cuba, Camagüey (fundado por Fernando Alonso), se representa hasta el 6 de agosto en el Teatro EDP Gran Vía en una deliciosa nueva versión de la historia de amor desdichada entre el príncipe Sigfrido y Odette, una reina convertida en cisne por el brujo Rothbart.

Tributo a la belleza

32 bailarines en escena desarrollan el clásico de Chaikovsky con una delicada coreografía que se convierte en un brillante ritual, tributo a la belleza.

El lenguaje del cuerpo alcanza la perfección en el baile del ‘cisne negro’-Odile, hija del brujo, que suplanta a Odette en la fiesta en la que el príncipe iba a jurarle amor eterno para terminar con el hechizo que la ha transformado en animal.

Pureza del alma

Cada paso -y cada nota de la melodía- transmite múltiples sensaciones al espectador en la platea: miedo, deseo, angustia, ternura, dolor, tragedia, esperanza, tormento… Un crisol de emociones que nos permite descubrir (y ratificar) la trascendencia del amor como herramienta para acabar con todo aquello que impide consumar el romance. Una lucha contra el ingrato cosmos, contra la magia negra, en la que el alma pura de los enamorados triunfa a pesar de los engaños y de los intereses creados.