La crítica de «Ocio y más Madrid».

En 2020 se cumplen 100 años de la muerte de Benito Pérez Galdós. El novelista, dramaturgo y cronista canarión llegó a Madrid en septiembre de 1862. La vida universitaria, el krausismo, las tertulias y el espíritu literario que destilaba el Ateneo -al cual acudía a leer con asiduidad- marcaron sus primeros años en la capital. Madrid y una de sus obras esenciales estructuran “Fortunata y Benito”, primera colaboración de Laia Ripoll con LaJoven (anteriormente conocida como “La Joven Compañía”).

El montaje es una auténtica delicia, un ejercicio magistral -tremendamente entretenido- que acerca un clásico de la literatura al público con números musicales espectaculares y un hilo conductor folletinesco que invita a encontrar las diferencias con el texto original galdosiano.

Estamos ante una grandiosa creación, innovadora, con una estética que orbita entre lo urbano -el Metro de Madrid y calles muy conocidas del barrio de Lavapiés- y los acontecimientos históricos que marcaron el contexto informativo de una época pasada. Los temas abordados y la diversidad de personajes y situaciones planteadas nos muestran un imaginario de relaciones tóxicas vigentes en personas jóvenes -y no tan jóvenes- en pleno siglo XXI: amores no correspondidos, la mentira como eje de muchas relaciones sentimentales, el donjunianismo destructor, malvado, narcisista y ególatra, el clasismo o la importancia de tener un hijo como prolongación de nuestro paso por este mundo…

El lenguaje escénico empleado busca la complicidad del espectador, con parábolas y aprendizajes cargados de simbolismo conceptual que trasladan los anhelos y las frustraciones de una sociedad empobrecida por la ausencia de empatía, un desafío que se supera únicamente por la reciprocidad solidaria y el respeto al otro. Y sorprende gratamente el “feminismo” vanguardista de don Benito Pérez Galdós.

No podemos dejar de mencionar a la excepcional cantera de actores de LaJoven. Destaca en este caso la racial y pasional Fortunata, encarnada por la versátil Eva Caballero. Nos gustaron (y nos deslumbraron) especialmente Cristina Bertol (Jacinta), por su fonogenia, una voz contundente y una seguridad sobre las tablas que nos impresionó, por su madurez, una actriz a la que pronosticamos grandes éxitos; y Julio Montañana, como el farmacéutico enamorado Maxi: creíble en cada uno de sus intervenciones, con una gestualidad y unos precisos movimientos dubitativos casi coreografiados inusitados para su edad que le auguran un gran futuro como actor. Pero el resto del elenco, también es «de diez”: Juan Carlos Pertusa imita a la perfección el acento canario, sin caer en la caricatura, de Benito; Zhila Azadeh es la ingenua Nadia, deseosa de aprender, comprender e intervenir desde la justicia poética en el desarrollo de la historia; Jorge Yumar es el señorito engreído que solamente se quiere a sí mismo; y Yolanda Fernández es Mauricia, “emblema de la libertad y descaro, metáfora de esas mujeres únicas que, por serlo, son calificadas de locas o de cosas peores”, tal y como recoge el programa de la obra.

Afortunadamente, quienes se hayan quedado sin poder ver esta nueva joya de “LaJoven”, “Fortunata y Benito” inicia gira. No os perdáis este montaje enérgico, repleto de “nervio”, de vida, que no decae y que nos aproxima realidades vigentes a día de hoy, contemporáneas y tangibles.

«Fortunata y Benito» se ha representado en los Teatros del Canal.