Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid presentan el regreso de Mammón, de Nao Albet y Marcel Borràs, tándem artístico desde 2007 y Premio El Ojo Crítico de RNE de Teatro en 2016. Los autores firman y dirigen este espectáculo que también protagonizan junto a Irene Escolar, Ricardo Gómez y Manel Sans. El montaje, que se alzó con el Premio de la Crítica al Mejor Texto Teatral en 2015, podrá verse del 8 al 26 de enero en la Sala Verde de los Teatros del Canal.
Mammón forma parte de la trilogía Tot pels diners (Todo por el dinero, compuesta también por Cleòpatra y L’onzena plaga) en la que estos dos creadores catalanes hablan sobre la relación de la ciudadanía con el dinero durante la crisis económica. Mammón se estrenó en abril de 2015 en el Teatre Lliure de Barcelona.
Poner de acuerdo a políticos, artistas, enfermeras, periodistas, poetas, filólogos, economistas, catalanes, madrileños, franceses, cineastas, taxistas y funcionarios está al alcance de muy pocos. Público y crítica cayeron rendidos ante un fenómeno teatral, el ciclón Mammón. Ocurrió hace dos temporadas en nuestra Sala Verde y era de justicia que volvieran.
Un viaje a la ciudad que nunca duerme. Las Vegas es sinónimo de inmoralidad y dinero, que no siempre tienen por qué ir de la mano. Una road movie teatral que la crítica ha relacionado con el ritmo de Tarantino y cuyos personajes parecen salidos de películas como El gran Lebowski o Miedo y asco en Las Vegas. Desde el minuto uno, las convenciones saltan por los aires y el espectador es invitado a un juego que regatea con la información, con la realidad y la ficción, con personajes presentes y ausentes, con el pasado y el presente, con el dispositivo de vídeo en directo y con la imaginación. Se reflexiona sobre cómo los hombres son devorados por la corrupción cuando se traspasan ciertos límites, cuando somos presas de los excesos, y el montaje cae mismamente por un agujero de excesos que, en realidad, nunca se desborda porque está muy bien atado dramatúrgicamente, a pesar de que uno siente estar viviendo una locura imposible y no hay forma de adivinar qué pasará en la escena siguiente.
Interpretaciones memorables, escenas para enmarcar (mucho se ha dicho lo teatral que es una partida de póker, pero aquí se alcanzan cotas inimaginables con esta combinación) y un poso imborrable. Como escribió Marcel Borràs en su diario en agosto de 2014, “quizás la ingenuidad de Mammón cuando piensa que puede ayudar a los hombres y protegerlos de su trágico destino es la misma que sufrimos Nao y yo pensando que con el teatro podemos modificar conciencias. Pero me temo que estos espacios quizás son los últimos reductos de esperanza y reflexión que nos quedan».