La crítica de «Ocio y más Madrid».

Julia Gutiérrez Caba, Miguel Rellán y David Serrano. Y un título poético, “Cartas de amor”. Nada puede salir mal. Y así es. Con estos nombres, con estas autoridades en el mundo de las tablas, la garantía de éxito está presente en la adaptación en nuestro país de la obra escrita por el dramaturgo estadounidense A. R. Gurney.

La minimalista escenografía de Mónica Boromello y la intimista iluminación de Ion Aníbal impresionan cuando el telón se abre. Es entonces cuando nos convertimos en testigos mudos, callados, atentos, de la historia de unas vidas, con pasajes con los que nos sentimos identificados en más de una ocasión.

“Cartas de amor” nos recuerda que las grandes amistades se forjan desde la infancia, que en las relaciones de pareja a veces somos los amantes -los que nos preocupamos, los que tomamos la iniciativa- y en ocasiones somos los amados -los que nos cuidan, nos protegen, depositarios de ese amor-: a lo largo de toda la historia Andrew Lad III y Melissa Gardner intercambian esos roles. Hay indiferencia, hay “no correspondencia”, pero después hay celos, hay deseos de recuperar el tiempo -y el amor perdido-; además, se incorporan a la vida de los protagonistas personas que aportan en la esfera sentimental, pero que no llenan. Pero sobre todo en “Cartas de amor” está presente el sentimiento más valioso de todo ser humano: la capacidad de ser amigo, incondicional, respetando virtudes y defectos, independientemente de si se da un paso más.

«Cartas de amor» se representa en el Teatro Bellas Artes hasta el 2 de febrero.