La crítica de «Ocio y más Madrid».
Quien suscribe esta reseña se declara fan ferviente e incondicional de Andrés Lima, Premio Nacional de Teatro en 2019 “por su constante labor de investigación artística y la búsqueda de nuevas formas y estéticas teatrales, su capacidad de incentivar la escritura dramática y su compromiso social y activismo cultural que le llevan a promover proyectos de creación colectiva que estimulan el diálogo entre los artistas y la sociedad”, según el jurado que le otorgó este reconocimiento. El texto entrecomillado refleja a la perfección el espíritu de “Prostitución”: la obra es un conglomerado de testimonios recogidos a pie de calle, combinando acertadamente un espectáculo teatral, musical y documental. El tema, muy peliagudo y con múltiples aristas, posiciona a los personajes y es algo que se agradece enormemente: la grandeza reside en optar por la subjetividad, pero no por el pensamiento único. Tampoco se maquilla la realidad degradante que rodea a la prostitución: la trata de personas, el tráfico de seres humanos, la explotación sexual de mujeres y menores, la inmigración no legal, el abuso de drogas, la violencia y la violación. Todo esto despoja de encanto a una actividad que no debe considerarse oficio porque mercantiliza la dignidad y en el que unos pocos se enriquecen a costa de revestir la prostitución de una pátina de falso glamour, de vacuo y vano empoderamiento.
Andrés Lima opta por defender la figura de la prostituta, presentándola como víctima que precisa soluciones: un planteamiento generoso que reitera su “compromiso social” que fomenta un diálogo en el que debe participar desde el poder político hasta la sociedad. Una sociedad que no debe apartar la mirada y que no debe convertirse en cómplice callado de la injusticia.
A la salida de la función, alguna persona comentó la percepción de un planteamiento demagógico del guion. Nosotros no compartimos esa opinión: Andrés Lima da voz a muchas prostitutas, y no llegamos a saber lo que el director piensa personalmente de este asunto. Y como bien dice, se aborda desde “la abolición, la legalización, la estigmatización, los prejuicios morales, culturales, religiosos e intereses políticos y económicos que hacen de la prostitución un tema transversal en nuestra sociedad”.
Sobre las actrices que encarnan los diversos roles y personajes, destacar que realizan un trabajo impecable. Gracias Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste -esta última, para nosotros el gran descubrimiento de la obra, ya que conocíamos la solvencia y carisma interpretativo de las dos primeas pero Yuste aporta el pellizco en el estómago de la versatilidad y la savia nueva- por vuestra honestidad, por vuestro respeto al espectador que paga la entrada, por las horas de ensayo y de trabajo que se notan que hay detrás y gracias por dedicaros a esta profesión porque el teatro sin vosotras no sería lo mismo.
«Prostitución» se representa en el Teatro Español hasta el 23 de febrero.